Hoy día, la literatura "comprometida" –desde el realismo
crítico al social– no es más que un género didáctico disfrazado, en su designio
de modificar la sociedad o de servir de consigna revolucionaria. Encontramos el
origen del término con un significado distinto del literario en Centroeuropa en
el siglo XVII. Ratke y sobre todo Comenio utilizaron la denominación de
Didáctica tomada del latín, no del griego. Para Comenio, el autor más
importante de los inicios de esta disciplina, con su obra Didáctica Magna, la
Didáctica era “el artificio universal para enseñar todas las cosas a todos, con
rapidez, alegría y eficacia”. Luego esta palabra cayó en desuso, hasta que en
el siglo XIX Herbart y sus discípulos la resucitaron. Limitaban su contenido al
conjunto de los medios educativos e instructivos. Otto Willmann volvió a darle
un carácter más general, tal vez en exceso, como teoría de la adquisición de lo
que posee un valor formativo, es decir, la teoría de la formación humana. Con
lo cual llegaba a confundirse con toda la Pedagogía o ciencia global la
educación. Hoy el término Didáctica está completamente extendido en todo el
ámbito europeo continental y países de su órbita cultural. En Alemania,
Francia, Italia, España e Iberoamérica goza de una gran tradición y desarrollo.
Pertenece al léxico culto generalizado.
Al mismo tiempo, hay que destacar que
el término es poco usado en todo el territorio anglosajón, aunque no así su
contenido. Al mismo contenido se le aplica el nombre de enseñanza o el de
aprendizaje, según el punto de vista. Y hoy tiende a coincidir, por una
superposición del campo abarcado, con el término currículum.